lunes, 22 de diciembre de 2008

Aires de felicidad y libertad climatizados a 21º C

La gente muy feliz camina
Engañándose
Llenando tiendas comerciales
Y blindando sus casas con candados y rejas,
Se sienten poderosos
Y libres
Libres y poderosos
Jugándose la vida a cada instante
Para poder seguir muerto con
Algo de poca vida

Se llenan aceras y calles
Con hombres y mujeres
Dispuestos a ser fusilados,
Mientras sus hijos ríen; ellos no entienden

¿Siempre fue así?
Cuentan las bibliotecas del recuerdo de
Mis abuelos
Que no,
Antes los torturados no existían
Antes los fusilados luchaban
Contra el pelotón, no contra sus hermanos…

Hubo un tiempo en que los hombres
Las mujeres y los niños
Querían CONSTRUIR la historia
Y no ESTUDIARLA

Carta a una muy conocida Nicanor


No me gusta que mires de reojos
Y de casualidad me encuentres,
Quiéreme más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más
Y que se vuelva cotidiano como tu respirar,
Lo menos que necesito es rogarle a un dios misericordioso
Su piedad hacia los pobres infelices
Desesperanzados,
No necesito pedir limosna para ser feliz
A nadie

Soy vagabundo de los pocos que
Encontraron el tesoro y
Lo compartieron

Te quiero porque te quiero
Te extraño por que te extraño
Y escribo como resultado de esa suma

Quiero que me quieras y que sepas que
El sol es tuyo y cuando quieras
Te lo envuelvo en papel de regalo,
Pero necesito así también saber
Que yo soy tu sol
Y como tal no dejes que detenga
De entregarte su luz
Que puede que de tanto saber que está ahí, de pie, alumbrando tu día
No te
Des ni cuenta
Y no sea más que la luz de la luna, romántica y congelada
Que no es más que la luz de aquel sol
Ahora distante
Reflejada de manera casi esquiva

La juventud en algún camino perdió
El sendero, quedaron
Atrapados en cercos eléctricos mirando para fuera
Con risa burlona y agónica
De maquinas en serie Made in Usa

Mi código genético no es un sistema
Binario, post-moderno e industrial,
Es humano, creacionista
Y único,
Si buscas la combinación perfecta, entonces quizás
Él no sea el indicado

jueves, 23 de octubre de 2008

Mejor no meterse en problemas (Título Original: IV)

Los cerros de Valparaíso
Son una cosa difícil de describir,
Son la mezcla perfecta
La amalgama muy bien moldeada
Para que sus contradictorias
Imágenes, tan irreconciliables entre sí,
Suenen tan bellas y armónicas…
Armónicas e hipócritas

Mareado e impávido queda uno
Tras la sensación
De haber, en dos pasos, transitado
De la abundancia de la Europa
Del siglo XIX
Industrial, civilizada
A la pobreza de las favelas latinoamericanas,
Ese submundo mundano
Ese mundo bordado a escupitajos
O quemado por soldados…
No te da tiempo para
Pensar
Caminas y caminas
Quizás buscando desesperado la salida mientras
El sol se pierde en el mar

Los pobres, pobres artistas
Los ricos, ricos artistas
Todo bien disfrazado
Todo muy bien artístico, como en una pintura,
Para tener la sensación de
Deambular por las callejuelas con
Una música de jazz negro o folklor latinoamericano de los 60
De fondo
Recorriendo tiendas de artesanos
Hippies anclados al tiempo
O para ir a un bar de
Bohemia intelectual y
Discutir con Neruda si quiere
Ser el candidato del pueblo
Para las próximas elecciones,
De ese pueblo que solo vemos
En los libros
Adornando la explicación de la situación política del país

A la vuelta de la esquina
Temo encontrarme con Cohelo o Huidobro,
Ojalá sea con Matta,
Pero no, mejor me quedo con Neruda,
Luego iremos quizás a su casa, cerca de allí,
A disfrutar de un buen vino reserva junto a la chimenea,
Discutir el futuro de la nación, y quizás hasta blasfemar en contra de la burguesía
A la vista de la imagen de Recabarren
Que cuelga de la pared cojo de un lado, melancólico

Recordar el cerro
Y tener la belleza omnipresente
De mar industrial
Modificado genéticamente
Hace no pensar en contradicciones
Hace callar cualquier intento de denuncia
Hace admirar nuestra
Hipocresía Sudaca y decir:
“¡Puta que es lindo Valpo!”,
Pasar desapercibido, no meterse en problemas
Y olvidar al Gitano Rodríguez…

jueves, 14 de agosto de 2008

Comentarios sobre el Rock de los 70'


Comentarios sobre el Rock de los 70'

I - El concepto de reflujo y su relación con el rock de los años 70'

Como hablaremos cada vez que nos refiramos a la música de los setenta, ésta se explica por las circunstancias socio-políticas, culturales y económicas que hicieron desaparecer por medio de la represión y la persuasión todo referente social, todo el edificio libertario de la sociedad de los sesenta. El rock reacciona recogiéndose, encerrándose sobre sí mismo, sobre su propio discurso, se hace hermético, gira sobre su cola y pierde su influencia en la sociedad.

El restablecimiento de las democracias occidentales; de la economía de mercado en desmedro de la economía nacionalista del Estado de Bienestar, el propio ocaso del mismo; el monopolio cultural de la industria de las comunicaciones y la entretención; el control ideológico de la literatura y la filosofía; la reconversión de los sistemas de coacción institucionales, de la policía y los departamentos de inteligencia; el progresivo aumento de la tensión militar entre los bloques hegemónicos; el cuestionamiento al socialismo y al Estado soviético; los abusos laborales en los nuevos nichos de mercado; la meticulosa articulación de la educación, la psiquiatría y la medicina en busca del control exhaustivo de la juventud; la liberación sexual condicionada por su relación con el mercado, la pornografía, los objetos de placer; etc.

La ola del rock se hubo recogido. Su creación se academizó, su discurso se perdió en un espiral sin destino. Sus técnicas se refinaron, sus procedimientos se fragmentaron y especificaron. No obstante, la dimensión social no influyó directamente en la creación artística rock de los setenta, sino que fue a través de la crisis existencial que se puede comprender. El afuera social permite explicar, pero el interior espiritual permite comprender.

Con el temor -porque debemos considerar aquello un asunto fundamental en la concepción artística de la época- a la represión ideológica y física del poder revitalizado por el quiebre social, la poética del rock tendió a ocultarse en su refinamiento, se hacía inofensivo para las masas, su alta complejidad era un pésimo atributo para competir con los productos desechables y más asequibles para las mentes del pueblo aturdido por la educación del garrote. Es aquí donde el Rock se aleja notoriamente y se independiza del Pop. El rock pasa a ser la música no-oficial, la que no asegura ventas millonarias, pero permite mantener a raya cualquier intento de movilización social.

Vuelven a emerger algunos de los tópicos del periodo siguiente a la Primera Guerra Mundial. La crisis de sentido, de un mundo que contenía todas las ilusiones y esperanzas pero que fue destruido en mil pedazos como fuese necesario. Tal como entre 1915 y 1930 en que se desarrolla con más fuerza el arte de vanguardia, el surrealismo, etc. En los setenta se da un paso en esa dirección, se extrema la postura del impacto, del choque, la negativa a explicar qué pasó, sin embargo, aumenta la consciencia sobre la experiencia, sobre la interioridad. Hay una búsqueda por darle sentido, el que sea, a la interioridad. La respuesta puedo ser hedonista, depresiva, chamánica, épica, etílica, oscura, crítica, nihilista, pero sólo fue una respuesta, no una consecuencia, la consecuencia fue el vacío, el dolor, la angustia.

La corriente progresiva y la Glam, corresponden a dos formas de entender la libertad, una libertad que está en la individualidad, no en el todo social ni en la equidad. La música progresiva entiende la libertad como la que capacidad de crear un arte autosuficiente, un mundo donde todo sea posible, ya no en la sociedad misma sino al interior del sujeto. Es la libertad de pensar pese a la coacción ideológica, de sentir pese a todo, libertad de poseer esa angustia y experimentar sobre los diversos tapices de la imaginación. El Glam es un poco más "grupal", cree en la libertad y en la solidaridad de la marginalidad, de los excluidos, de preferencias homosexuales, prostitutas, transexuales, delincuentes, drogadictos, etc. El Glam Rock, pese a poseer los mismos problemas que el rock progresivo, los soluciona en el concierto, en esa especie de orgía simbólica donde se produce la catarsis del rock, escenario máximo de la concepción de la libertad Glam. Pese a la bondad del rock progresivo, su genialidad, su profundidad, triunfará la concepción Glam. El Rock como tal -no como jazz-rock, folk-rock, etc- jamás podrá concebir nuevamente el proyecto conceptual, la obra de arte total, sin recurrir a sí mismo, a su propio lenguaje.

En este sentido el rock de la angustia, de la crisis, es paulatinamente vencido por el mercado y por una sociedad y sujetos, que evitan la consciencia sobre sí, que era el principal aporte y tarea del rock progresivo. Son ciertas las apreciaciones que nos hablar que fue una época que no volverá. El rock progresivo fue el último estadio de desarrollo del rock, siendo bien evolucionistas evidentemente. La próxima generación aborrecerá la pompa del Glam, pero conservará su concepción libertaria, de tribu, de grupo marginado, incomunicado, en el que se hace posible soportar la angustia y la violencia de un mundo ajeno y asqueroso. Del Rock progresivo nos quedará, sin embargo, el disco conceptual, concepto artístico que extenderá a otros estilos y sonidos, pasará al folclore, a la música oriental, etc. Y también la búsqueda de la perfección y el progreso en al sonido y en la ejecución.

El reflujo queda superado poco a poco en la nueva ceremonia libertaria del rock: la reunión de los excluidos, pero ya no por un interés revolucionario sino por el mercado, por el acceso económico al placer. Atrás quedaron los días de la gratuidad, igualdad y equidad en las ceremonias rebeldes del rock. Ahora se paga por la catarsis, se paga por la libertad, por la nueva libertad de ser lo que se es entre iguales. El todo social es olvidado, sólo existe el escenario simbólico y la imaginería en torno al espectáculo. El rock es el puente entre los excluidos, pero una vez callados los amplificadores todos vuelve a la normalidad y los asistentes salen ordenadamente del estadio.

II - Hard Rock

"Quienes deben hacerlo todo sin mediar poesía:
Las máquinas, solamente las máquinas.
Quienes deben trabajar rayados todo el día:
Las máquinas, solamente las máquinas"

Florcita Motuda

A fines de los 60' las utopías sociales están caminando inútilmente, por inercia, y no poseen nada de lo que alguna vez fue suyo. La industria cultural supo convertir la contracultura en una mercancía, en una cosa, en el medallón estúpido de un montón de hippies melancólicos y desahuciados. Los líderes del mañana estaban muertos al nacer, o era cosa de tiempo, de un año o dos.

Recuerdo que hace 3 ó 4 años junto a 2 amigos nos sentábamos en la esquina Mercedes, en San Miguel, y odiábamos todo. Tres tipos, hijos de trabajadores-pequeños burgueses/industriales que pensaban en hacer un grupo de Metal. ¿El Gobierno? nos importaba un carajo. ¿El socialismo? la gran mentira de Allende. ¿El mercado? una mierda que nos permitía comprar discos. ¿El colegio? la gran cárcel para tontos. ¿La televisión? mentiras. ¿Pinochet? un viejo culiao. Para nosotros los hippies eran sólo cuicos sin nada que hacer más que fumar marihuana y hablar del amor y la paz porque lo tenían todo y nadie los hueviaba. Éramos bastante ignorantes de la cultura occidental. También éramos socráticos y dementes. Éramos producto indiscutido del mercado: Las poleras negras, con las imágenes espampadas del "Master of puppets" o el "Kill'em all" o del "Slave new world" de Sepultura; los discos respectivos; los póster en la pieza; las guitarras baratas y usadas que nos habían regalado; etc.

A fines de los sesenta las cosas no deben haber estado tan lejos. El pueblo siempre ha sido lo que piensa como el amo. Así como en el chile de los 90' se nos enseñaba que el comunismo era un error de un grupo de exaltados que pretendían vender nuestro país a los cubanos: ¿qué habrán dicho los padres a sus hijos en los barrios industriales de Europa o Estados Unidos a fines de los 60'? Jamás un grupo de Rock ha acompañó una lucha popular, y con lo anterior me refiero a una complicidad en la acción y un alejamiento de los medios de control masivos. El pueblo tiene sus propios timbres y sonidos. El Rock supuestamente político, comprometido con la sociedad nueva, nunca fue más que el discurso de la burguesía con conciencia social.

El Rock es una tecnología del consuelo, un grito, de lo que sea, pero vano. Y el Hard Rock representa eso: el nihilismo terco del joven proletario. Es sólo por eso que el familiar contemporáneo de este estilo, la rama nueva de esta rama, es del gusto del joven de los barrios industriales. Sintetiza su violencia, su odio, su solidaridad para con los de la misma clase o grupo, su amor, su estupidez, su ignorancia, su machismo, su destino.
Dentro de la trilogía británica del rock pesado, o sea, dentro de Led Zeppelín, Deep Purple y Black Sabbath, son los últimos quienes, pensando como Hegel, corresponden al "espíritu del Hard Rock". Y en el caso gringo en The Velvet Underground, aunque en ellos solo sea literatura y actitud, o siguiendo con la burla a Hegel, estado anterior del espíritu. Ahora a explicar.

Junto al derrumbe de la utopía se reedifica el poder, y se manifiesta sobre la juventud de tres formas: Comunicación, química y trabajo.

La industria cultural cosifica la rebelión, propaga la violencia, el juicio y el castigo, y les confiere un espacio simbólico cuyo canal son los medios de comunicación. La acción artística de la industria recae sobre el sonido del rock: su transformación en mercancía, imagen y patrón cultural. No es gratuito que los grupos que trabajaran estas características fuesen acogidos y potenciados, publicitados; nacen las giras mundiales, el show del estadio. La grabación es la mercancía, de ella se extrae la imagen y la cultura. La imagen es el fetiche televisivo, el Otro sexuado y sonoro que se espera del yo. El patrón cultural es el nihilismo, el hedonismo del esclavo que puede adquirir lo que desea en su libertad del estúpido cliente, el rechazo total a la historia.

Pero quizás el tentáculo más fiero y potente del poder sea la manipulación química de los sujetos. Las drogas también pasan a ser productos oficiales de los poderes oscuros, caen en ellas los potenciales revolucionarios que luego pasan a ser simples delincuentes. El estado capitalista logra así subvertir el contenido de los derechos del sujeto, envolviendo sus abusos a los derechos humanos como consecuencia del contrato social, argumentando que corresponde a la premisa de que la libertar para hacer se relaciona con la para ser responsable, o sea, castigado. La sociedad de los 70' justifica el castigo moralmente, en la falta de virtud de una juventud viciosa, desinteresada, improductiva. Pero esa misma juventud es el resultado del poder omnipotente y omnisciente de la burguesía. La masificación de las drogas en la juventud obedece al interés de esa clase por someter al proletariado y asegurar su miseria y pesar.

Y aquí actúa la sociedad del trabajo: las prácticas educacionales y las laborales. La educación es la manifestación del poder del trabajo, la juventud es enseñada a trabajar, a producir y a aceptar las órdenes del mercado del trabajo, es decir, del mercado mismo. Las escuelas simulan la fábrica. La incomunicación, la vigilancia, el castigo, la violencia, la disciplina, son los valores y prácticas que se transmiten en sus paredes. Es entonces donde la sociedad que hace veinte o diez años estaba lejos de la enseñanza burguesa y sus intereses, que trabajaba en el campo dependiendo de la paga del patrón pero utilizando sus propias técnicas y conocimientos, es obligada a emigrar a la ciudad por el anzuelo del hambre, y ahora es educada, por lo que su trabajo está configurado bajo todos los puntos de vista del mercado y sus dirigentes. La juventud de los barrios marginales e industriales está encadenada al trabajo burgués, al poder y la simbología instaurada por sus intereses.

Por ende, no es extraño que las temáticas líricas y musicales de estos grupos obedezcan a tales características. Unos más conscientes que otros de su papel como esclavos del mercado, pero todos reproduciendo el patético modelo de sociedad de los cerdos. En Black Sabbath la oscuridad es a veces lucidez, y otras, evasión. Su sonido es fábrica, industria, metales, máquinas. Su imagen es anhelo medieval, del esclavo que busca ser señor, y brillar y hacerse del poder y la voluntad de los otros, buscar su sometimiento. Pero están las drogas, peras las del dolor, la pena, el odio, la confusión, la tensión de la máquina que aplasta a los mirones. Está el fracaso familiar, la rebelión contra el modelo de familia que es sin duda uno de los intereses más importantes del poder: atomizar la sociedad, dejar al individuo solo, y que consciente de su miseria, soledad e inutilidad, se entregue al trabajo, al consumo, al mercado. En The Velvet Underground es similar. Letras de sexo, drogas, marginalidad, delitos, angustia. Música saturada, sucia. Miserables hasta el fin.

Responder a la pregunta que interroga por el Hard Rock nos parece abordable en la medida que dejamos de ser inocentes con la industria y el mercado. Toda nuestra historia musical es el resultado de lo que ellos quisieron editar, grabar, cortar, pegar, etc. De lo que ellos desearon que se escribiera y lo que quisieron que se recordada. El escenario del rock es el del conflicto social más que la de la interioridad, y refleja siempre el poder y dolor de los respectivos actores. El Hard Rock es un espacio singular para identificar el abuso hacia la juventud proletaria, por parte de la industria burguesa. El Hard Rock es eso, uno de los tantos dispositivos de dominación de los jóvenes populares, y una forma de perpetuar el orden abusivo de la sociedad del mercado y los poderes disciplinarios y militares.

III - Rock Progresivo

El rock progresivo es una corriente de la música contemporánea que se relaciona artísticamente con dos ideas: progreso y proyecto; y socialmente con el autoritarismo o reacción de la década del 70`, cuando las utopías sociales aplastadas y corrompidas llevaron al sujeto a un estado de ensimismamiento y abulia que se manifestó en la lírica y el modo de la música progresiva más allá de las ideas artísticas que lo sustentaban.

La idea de progreso artístico y cultural se concretó a medida que el desarrollo de la ingeniería del sonido y la industria tecnológica entregaba nuevos aparatos electrónicos que permitían experimentar con nuevos sonidos, formas, matices, colores, ritmos, etc. La ampliación de la gama de instrumentos con el nacimiento del sintetizador, el mejoramiento de las técnicas de grabación y la creciente habilidad de los músicos que en gran medida eran académicos, condujeron y reafirmaron la idea de progreso en el Rock. Éste dejaba de ser un juego de adolescentes ilusos y se transformaba en un ejercicio artístico múltiple y completo de músicos intelectuales.
El intelectualismo en el rock progresivo acabó por concluir las aspiraciones de algunos artísticas de los sesenta que pensaban la obra rock como una obra de arte mayor en donde se cruzaban literatura, música, teatro, ideología, arte visual, etc… El disco de rock resultó ser el candidato preferido para comunicar todas estas ideas. Es así como el arte del disco (portada), logotipo de la banda (nombre estilizado), posición y apariencia de los músico en vivo y en fotografías, timbre sonoro, duración de las canciones, número y tipos de instrumentos (también la inclusión de sonidos de la "realidad" cotidiana"), temáticas y estilos literarios aplicados a la poética del rock, técnicas de grabación (efectos de guitarra, cruce de sonido y distorsión de su duración, velocidad, timbre, tono, etc…), etc. Todo esto se unió en el megaproyecto del rock progresivo que culminó en la creación del disco conceptual, la obra de arte por excelencia del rock.

Pero todo este abanico de medios y posibilidades se orientó en el centro de la crisis existencial de los setenta. La obra conceptual rock fue cubierta por la angustia, la desorientación, el ego, el desprecio y las demás manifestaciones del complejo momento que enfrentó la juventud de los setenta. La reacción despiadada, autoritaria y militar de los gobiernos de occidente, con su paranoia anticomunista, sumado al descrédito merecido de la brutalidad del Estado soviético, dejaron sin referentes sociales a los hombres y mujeres, muchachas y muchachos de los 70', de cuyo golpe todavía somos herederos. La represión militar, policial, política y económica, se sumó a la cultural. Ella logra absorber, ahora, todo deseo estético, y orienta y define las modalidades del goce.

En este momento recurriremos al caso del grupo argentino de rock progresivo- algunas veces llamado sinfónico- "La máquina de hacer pájaros". El mismo nombre del grupo nos da luces del contenido de su arte musical, es una ironía sutil, cómo lo inhumano construye la libertad, lo acero, lo pétreo, crean las palomas y la libertad en clave industria. Charly Garcia había permanecido en Argentina trás el golpe de Estado del 76. El mismo que cantaba en clave folk un hippismo medianamente contestatario, una melancolía poética de pequeño calibre, va poco a poco conectando con los instrumentos eléctricos, y ya con Sui Géneris produce un disco conceptual ("Pequeñas anécdotas sobre las instituciones") que recibió todo el peso de la autocensura y la censura del gobierno argentino de turno. También fue duramente criticado por el mismo público que seguía a Sui Géneris pues al parecer habían traicionado su sonido y su lírica con influencias gringas y una poética menos popular y bucólica. Sea como sea, vino la dictadura y los hippies tuvieron que guardar silencio. Charly se quedó en Argentina, como dijimos; y luego de un concierto de despedida de mucha convocatoria que ayudó a construir un mito sobre la figura de Nito Mestre y Charly Garcia, algo así como la banda que nos deja, que se separa, como si pelearan los hermanos mayores; a mediados del 76 Charly García en teclados y voz, Óscar Moro en batería, José Luis Fernandez en bajo (gran bajista), Gustavo Bazterrica en guitarra y Carlos Cutaia en teclados, forman "la máquina de hacer pájaros".

El primer disco que editan es el homónimo "La máquina de hacer pájaros" de Septiembre del 76'. Fue el disco más costoso de su tiempo y se publicó en dictadura (Abril 76'). Dicen que no pudieron hacer nada contra Charly en aquel entonces pues los militares no entendían las letras de las canciones (además de estar grabadas sospechosamente a muy baja intensidad). "Navidad en el cielo / Bubulina se llevó mi amor / el tiempo exacto entre los dos / nunca murió / máscara de luna/ esa puerta no debiste abrir /pero ya abierta es tan real / cómo se resuelve? / Re, do, si, sol, la? […] Para hacer esta armonía / es preciso un nuevo ser / capaz de nacer de nuevo sin crecer / cuatro notas separadas /y la oscuridad total / ya no queda tiempo de mirar atrás /pero veo el horizonte esta mañana /y de pronto todo parece estar bien / es que no hay nada que pueda hacer / es que no hay nada que pueda ver…". De esta forma parte el disco, Bubulina, una canción compleja en comparación a las anteriores creaciones del autor, aunque ya había sido tocada para los últimos conciertos de Sui Géneris, aquí aparece refinada y permite transmitir toda la decepción y la rabia contra lo que no fue, se destruyó, "creció", y sobre todo, la angustia de no saber qué hacer, no saber cómo "resolver". Ante eso Charly propone la evasión: "Corre a la ventana / no mires tu sombra / que cara de tonta tienes / nunca más pretendas comprenderme / Vamos al campo / ves cómo sale el Sol! / vamos al mar en un buen Cadillac / frutillas rojas en Chapadmalal, ah / Algo aqui abajo dice que te amo, bien! / Buen vino dulce / montañas de miel / desoxidémonos para crecer / crecer, crecer!" También azar, presente, "ya no queda tiempo de mirar atrás", y cuestionar lo que fue: "Un mendigo muestra joyas a los ciegos de la esquina / un cachorro del señor nos alucina / háblame sólo de nubes y sol / no quiero saber nada con la miseria del mundo hoy / es un buen día / hay algo de pan / la tierra es nuestra hermana". Tiempo para vivir parece ser la consigna "mientras nosotros / morimos aquí / con los ojos cerrados / no vemos más que nuestra nariz". Hay también una pérdida de referentes, un quiebre en la identidad, la necesidad de representar cierta actitud en una sociedad autoritaria, policial, represiva; el sujeto queda reducido a un juego de disfraces, al juego del poder; No puedo verme: "(no puedo verme) / cara de miedo le digo al disfraz / necesito verme asustado / (no puedo verme) / no hay maquillaje para quien no ve / su reflejo por ningún lado / (no puedo verme) / el chico de la guitarra gritó / necesito volverme negro! / su mamá llora y llama al doctor / para salvarlo del infierno / (no puedo verme) / Cuantos espejos en este lugar / de destrozan continuamente / (no puedo verme) / Hoy un amigo llorando hasta el fin / me decía no puedo verme!". Sobre todo al final de la canción se va aclarando el motivo de tal confusión. Es la dictadura señores. A lo largo de todo el disco hay pasajes que nos hablan de esta experiencia: "cómo te puedes reir así hermosa / cuando forzaste mi mente / cómo te puedes reir así hermosa / cuando mataste a mi gente / por probar el vino y la mermelada". Pero es en el segundo y último disco de la banda donde todo ello queda al descubierto. El primer disco siempre es un conjunto de canciones sin mucha dirección, unidas por fuerza, en cambio el segundo se concibe bajo el acuerdo sonoro del primero y la estética ya presentada. "Películas", del 77', tiene ese hedor a vida cotidiana en dictadura, ya no la de la descarga eléctrica del asesinato del pasado, sino el día a día de la miseria existencial: "Ella es una actriz / se seca y mira el mar, se viste de plata / nadie la viene a buscar / no espera que toquen el timbre / se monta en un convertible / y se va, ya verán / que se puede hacer salvo ver películas / sueño con la actriz que se seca y mira el mar / mi corazón es de ella / mi mente está en las estrellas / Sobre la T.V. se duermen mis dos gatos / salgo a caminar para matar el rato / y de pronto yo la veo entre los autos / justo cuando la luz roja cierra el paso / me acercaré al convertible / le diré: "quiero ser libre, llévame, por favor" / Que se puede hacer salvo ver películas". ¿Qué se puede hacer salvo ver películas?, nos pregunta Charly con una genialidad sorprendente. De forma sutil e irónica testimonia las vivencias del nuevo hombre de la reacción, encadenado a la "información", a la manipulación, sometido a no hacer más que mirar la pantalla y olvidarse de todo. Por el momento, No te dejes desanimar: "Nunca dejes de abrirte, no dejes de reirte / no te cubras de soledad / y si el miedo te derrumba / si tu luna no alumbra / si tu cuerpo no da más / no te dejes desanimar / basta ya de llorar / para un poco tu mente y ven acá / Estás harto de ver los diarios / estás harto de los horarios / estás harto de estar en tu lugar / ya no escuchas el canto de los mares / ya no sueñas con lindos lugares / para descansar una eternidad / No te dejes desanimar / no te dejes matar / quedan tantas mañanas por andar".

Ahora bien, lentamente el tono melancólico se trona desesperación y luego acción. Seguramente en su intento por describir las caminatas por las calles vacías de Argentina, los comercios desatendidos, el silencio; Charly logra reflejar la luz del cambio, o al menos una leve silueta. Hipercandombe: "Cuando la noche te hace desconfiar / yendo por el lado del río / la paranoia es quizás / nuestro peor enemigo / Cubrís tu cara y tu pelo también / como si tuvieras frío
pero en realidad / te quieres escapar de algún lío / Déjenme en paz / no quiero más / no hay esperanza en la ciudad / Mi amada está lejos de acá / en un país hipernatural / Cuando la luz de gas y alquitrán / cubra tu cuerpo podrido / toda tu caretez, mi amigo, no tendrá sentido / y si te asusta este canto final / o no le encuentras sentido / podes cambiar el dial / y escuchar algo más divertido! / Déjenme en paz / no quiero más / no hay esperanza en la ciudad / Mi amada está lejos de acá / en un país hipernatural". Pero aquí notamos un giro, Charly ya no se lamenta, ha despertado, no quiere más. El cambio político Latinoamericano no se dará, tal como en Charly por la reflexión ni por la ilusión, sino simplemente por el hastío.

"La máquina de hacer pájaros" nos permite entrar a ese mundo del shock de la dictadura, al pasmo, al silencio, al quiebre personal, al desarme de la vida y su funcionamiento monótono, mecánico y televisivo. El rock progresivo refleja ese mundo, donde las coordenadas no están, pero donde luego del sufrimiento siempre queda abierto un mundo. La crítica ácida, la lucidez fantástica, la imaginación precisa, permitirá que el Rock progresivo, a pesar de la complejidad musical y lírica de sus autores, abra el camino al cambio. Sin el Rock progresivo es imposible hablar del Punk, y no porque el último sea la antítesis de la música progresiva, sino porque éste lleno el vacío teórico al que fue arrojada la juventud de los 70'. Los Punk sabían qué hacer y qué no, los progresivos también, pero estaban cansados, habían recorrido las dos décadas. La grasa de las capitales, Serú Girán:"Que importan tus ideales / que importa tu canción? / La grasa de las capitales / cubre tu corazón / Por qué tenes que llorar? / es que hay otro en tu lugar que dice: / "Vamos, vamos, la fama, / la oportunidad está aquí", / lo mismo me pasó a mí, lo tienes / todo, todo y no hay nada. / A buscar el pan y el vino / ya fui muchas veces / a sembrar ese camino / que nunca florece, no transes más. / Con la cantina, con la cantora / con la T.V. gastadora / con esas chicas bien decoradas / con esas viejas todas quemadas / gente re vista, gente careta / la grasa inmunda cual fugazzetta! / No se banca más! / La grasa de las capitales no se banca más.

(Mauricio Vaché)


(Aporte de Ivan Bustamante)

jueves, 10 de julio de 2008

Manuscrito 14

miércoles, 9 de julio de 2008

El Derecho de Propiedad Incaico



El Derecho de Propiedad Incaico
(Isabel Cabeza G.)

El sistema de tenencia de la tierra y del ganado del Imperio Inca era un rasgo distintivo de éste; muchos han sido los calificativos que se le han dado: socialista, esclavista, totalitario, basado en la reciprocidad, etc. Sin embargo -propiciando intereses ideológicos o pragmáticos- , en pocas oportunidades se ha tratado entender a esta sociedad en sus propios términos, esto ha acarreado una no despreciable desfiguración de su realidad[1].
En términos generales, se encontraban en el Perú bienes de apropiación individual (como casas, árboles de plantación, cercado, etc.) y bienes de apropiación colectiva, es decir, propiedad del ayllu. Estos bienes podían ser explotados tanto en común como por cada familia. Había también bienes comunes a todos los habitantes como la sal, pescados, frutas de árboles salvajes, el algodón, el cáñamo, etc.[2]
Estos bienes de todos los naturales, eran decretados por el Inca, para que nadie las aplicara para sí, sino que todos las cogiesen cuando fuera necesario.
Valcárcel habla de la economía de la abundancia, producto de una extensión creciente de las tierras de cultivo y una productividad más alta. “Cada grupo social no sólo producía lo necesario sino mucho más, lo cual había de permitirle un superávit que el Estado toma a su cargo para aplicarlo en provecho de la sociedad en su conjunto y de cada uno de sus componentes”[3]. Atendiendo a esta doble aplicación de los productos la tierra fue dividida en tres partes: una para el sol, cuyos productos se destinaban al culto (sacerdocio, ofrendas, etc.), conservación de templos y a los graneros para casos de emergencia, otra para el Inca o el Estado, destinada a la subsistencia de los soldados, funcionarios, graneros y para sostener el lujo real, y la otra para los naturales o el pueblo, cuyo objetivo era abastecer a las familias y se cultivaba con trabajo necesario. Las tierras del Sol y las del Inca o Estado eran cultivadas con trabajo suplementario[4].
El orden con el que se trabajaban las tierras era el siguiente: primero se atendía a las tierras eclesiásticas o del Sol, luego las tierras de los ancianos, enfermos, soldados, viudas e incapacitados por cualquier motivo, posterior a eso se dejaba a los campesinos cultivar las tierras que les habían sido asignadas y finalmente se trabajaban las tierras del Inca.
Estas categorías no significan una selección en cuanto a calidad de la tierra misma. En relación a esto, numerosos autores son categóricos al establecer que el Inca o Estado no se aprovechaba de esta distribución reservándose para sí las mejores tierras. Para Baudin, “la primera preocupación del soberano es, en efecto, atribuir a cada comunidad un territorio suficiente para permitirle vivir”[5], así, cuando la población es escasa, las partes del Sol y del Inca serán grandes, cuando la población es abundante, estas serán pequeñas. El Inca cuidaba de asegurar una alimentación abundante a los habitantes de cada comunidad. Garcilaso por su parte señala que la división de las tres partes se hacía siempre en atención al pueblo, de modo que “tuviesen bastantemente en que sembrar, que antes les sobrase que les faltase”[6]. En el reparto de las tierras es la comunidad atendida primero, considerando su parte como el número de miembros multiplicado por la superficie necesaria para vivir de cada uno. Las tierras correspondientes al Sol y al Inca se reparten el excedente de suelo disponible. Más aún, cuando la población aumentaba, las tierras correspondientes a estas se sacaban de las del Sol o del Inca[7], también en periodos de escasez se podía recurrir a los graneros reales provenientes de las tierras del Inca.
Los límites no sólo separaban las zonas de cultivo, sino que también indicaban aquellas donde no se podía ingresar para cazar, pescar, cortar madera, buscar metales o sal o recoger pasto.[8]
En cuanto al origen de este sistema no hay certezas, “según la leyenda, Pachacuti inventó el sistema general de tenencia de tierra, aunque otros cronistas dicen que fue durante el reinado de Tupa cuando se amojonó claramente todo el país”[9].
Cuando los incas conquistaban un territorio, todas las tierras, llamas, ríos y sierras eran declaradas propiedad del estado, luego se hacía un conteo de todos los montes, minas, fuentes, lagos, ríos, árboles fructíferos, ganado, etc. Después se mandaba a cercar, se le ponían nombres y por último se repartían las tierras. Este repartimiento lo hacía el Inca para que no se le pidiese tributo ni fuesen obligados a darlo a nadie. Los territorios del Sol y del Inca eran enajenados paralelamente y a ambos era anexa la obligación de cultivarlos mediante la mita (prestaciones personales). “El derecho a conceder implica también el privilegio de quitar, de expropiar. Los incas aceptaban el derecho inmemorial de la comunidad étnica a conservar sus tierras, una vez enajenados los dominios del estado y la iglesia”[10].
Para Prescott, “si ningún hombre podía llegar a ser rico en el Perú, tampoco ninguno podía llegar a ser pobre”, es decir, ningún habitante podía gastar en grandes lujos y diversiones pero si, todos, podían disfrutar de lo necesario. Aquellos sentimientos de avaricia, ambición, descontento “no encontraban abrigo en el corazón del peruano”[11].

Las tierras de los naturales o de la comunidad

En el Imperio incaico, “la tierra no solo era identificada con la subsistencia sino también con los vínculos de parentesco”[12]. Así, un asentamiento que controlaba determinadas chacras era una llacta, traducida como aldea, que consistía en varios ayllu o grupos de parentesco. De esta forma la tierra poseída era cultivada de un ayllu en otro.
La división del terreno se hacía suponiendo que las necesidades de cada ayllu eran uniformes. Este reparto se aplicaba a los medios de producción no a los frutos.
La unidad de medida que utilizaban era el tupu. Este vocablo es de origen aymará y significa “medida”[13]. Entre los autores no existe consenso de cuanto mide un tupu, para algunos representa la extensión de tierra que puede sembrarse con un quintal de maíz, para otros la medida de una fanega española (0,64 de área) y para otros son 60 pasos de largo y 40 de ancho. Para Baudin, es necio uniformar especies de lotes en países diferentes, por esto, plantea su propia definición, “el tupu es simplemente el lote de tierra necesario al mantenimiento de un matrimonio sin hijos”[14].
Por ley, a cierta edad un hombre debía casarse. Cuando lo hacía, el pueblo donde vivía le proporcionaba una casa y una cantidad suficiente de tierra para mantenerse él y su mujer (tupu). Por cada hijo se le concedía un tupu y por cada hija, medio. Las hijas no sacaban su parte cuando se casaban por que la dote consistía en alimentos y no en terrenos. Los padres se quedaban con las tierras o se las devolvían al consejo. También por cada servidor se le concedía un tupu[15]. El derecho de acceso a los bienes de capital como la tierra era automático y se basaba en el parentesco.
Cuando los terrenos son de naturaleza variada, el tupu consiste en varios lotes separados para que cada partícipe tenga tierras de distinta calidad para cultivar[16].
No existía un derecho de propiedad propiamente tal sobre ese tupu, sino de usufructo. Cada año las tierras eran repartidas y aumentadas o disminuidas según el número de integrantes del ayllu. Hay autores que difieren en el periodo, para Murra es improbable que los traspasos hayan sido frecuentes al igual que para los autores antiguos. Sin embargo, Prescott afirma que “es probable que bajo la influencia de ese amor del orden y de ese horror al cambio que caracterizaban a las instituciones peruanas, cada nuevo reparto del suelo confirmase al ocupante su posición y el tenedor anual fuese convertido en propietario vitalicio”[17]. Producto de este usufructo, los territorios no se pueden vender, ni cambiar, ni donar.
Este reparto se realiza entre todos los jefes de familia, sean estos aptos o no, es decir, entre todos los habitantes capaces de consumir. En otras palabras, la comunidad asignaba tierras a todas las unidades domésticas, incluyendo al curaca, a los ancianos, los inválidos, los alejados por el servicio militar y los incapacitados. Estas tierras eran trabajadas por los aptos y presentes y los productos de estos territorios eran entregados al usufructuario, los hubiera trabajado o no[18]. Debido a esto, los campesinos constituían una fuerza integrada y autosuficiente que se yergue como el motor de la sociedad incaica, “Un procedimiento que hace depender el bienestar de la aldea de la generosidad estatal es contrario a la lógica básica de la organización social andina. Esto hace responsable a la comunidad aldeana o étnica de su propia subsistencia y bienestar, mediante la reciprocidad”[19].
Por otra parte, no se podía vulnerar la estructura dispuesta, en palabras de Murra, no era factible menoscabar seriamente la autosuficiencia del ayllu[20]. Cuando se cometían crímenes contra el Tahuantinsuyu, como por ejemplo el amotinamiento, la ley permite la confiscación de las tierras de los rebeldes, el castigo es la pérdida de los medios de subsistencia. También merecía serio castigo la violación de los límites impuestos por el Estado entre los diferentes tupu, es decir el intento de recuperar tierras enajenadas o el uso de aguas estatales[21].

Las tierras del Sol

Estas tierras, como ya se ha dicho, eran cultivadas por campesinos mediante trabajo suplementario. Este último, debía trabajar también las tierras del Inca, por esta razón las vinculaba estrechamente.
Una gran parte de sus tierras tenían la característica forma de terrazas, y eran mejoradas por la Iglesia. Al parecer, el culto al Sol tenía, en algunos lugares, yana o criados perpetuos consagrados a sus posesiones.
Las tierras eclesiásticas se cultivaban para cosechar maíz que sería ocupado para los sacrificios, pero también para alimentar un no despreciable número de sacerdotes, las aclla y otros religiosos.
Los depósitos de la Iglesia, en los cuales se almacenaban las cosechas de sus tierras, iban destinadas a los sacrificios. Por ejemplo, para las libaciones se necesitaban grandes cantidades de chicha y bollos de este mismo para las celebraciones del Raymi. En ocasiones especiales se quemaban tejidos y se sacrificaban llamas como ritual[22].
De acuerdo con Garcilaso, los frutos que sobraban de estos depósitos se entregadas a los más pobres, “que eran los inútiles, cojos y mancos, ciegos y tullidos y otros semejantes. Esto era después de haber cumplido muy largamente con los sacrificios que hacían, que eran muchos, y con el sustento de los sacerdotes y ministros de los templos, que eran innumerables”[23].

Las tierras del Inca
Así como las tierras del Sol, estas también eran cultivadas por campesinos y tenían tierras con forma de terrazas. Según Garcilaso, en los territorios del Estado, la parte sobrante se aplicaban a los más desposeídos, sin embargo, en este caso la generosidad era institucionalizada, por ende, obligatoria, “uno de los títulos honoríficos del Rey era el de Huaccha Cuyas, “amoroso o amigable” con los débiles”[24].
En cuanto a los depósitos, los frutos de estas tierras eran almacenados en depósitos separados de los frutos cosechados de las tierras de los eclesiásticos. Los productos almacenados servían también para alimentar a los campesinos cuando cumplían sus horarios de trabajo en las tierras del Inca.
De esta afirmación –según algunos autores- se desprende que el Estado tenía un rol de beneficencia como propósito principal, lo que ha dado pie para afirmar que el imperio de los incas fue socialista e incluso, que fue el modelo de la Utopía de Tomás Moro. Para Murra, esto no es tal, ya que, como se afirmó anteriormente, la base del Imperio Inca fue la etnia campesina -la cual tenía la responsabilidad del bienestar de los desvalidos- lo que hace al Imperio incaico muy parecido a los reinos precapitalistas[25].
La importancia que atribuye Murra al campesinado es tal que “mientras fueran trabajadas las tierras del Sol y del estado, o sea mientras este campesinado autosuficiente se mantuviera ligado al estado por una red de obligaciones religiosas y seculares, el estado no tenía inconveniente en que las etnias (conquistadas) persistieran en sus costumbres”[26].

La división del ganado

La división del ganado en el Imperio Inca se realizaba por su color[27]. Si un cordero nacía de diferente color, luego que se había criado lo incluían con los de su color, “de esta manera con mucha facilidad daban cuenta y razón de aquél su ganado, por sus nudos, porque los hilos eran de los mismos colores del ganado”[28].
En cuanto a tenencia se sigue la misma estructura que la división de tierras. Sin embargo, la proporción varía, la parte correspondiente al indio es pequeña en comparación con las correspondientes al clero y al Estado[29].
Para contribuir al mínimo de existencia del indio, cada jefe de familia recibía una pareja de llamas para su crianza, las cuales no podían ser enajenadas ni divididas entre sus herederos. Sin embargo, en algunas épocas, los animales eran sacrificados y consumidos. En algunos lugares, donde la cantidad de ganado era abundante los habitantes podían preparar e intercambiar carne seca.
Aparentemente, el ganado pertenecía a las comunidades aldeanas, sin embargo hay vagas nociones de autores que afirman la existencia de rebaños particulares o de linajes. Lo más seguro es que aquellos rebaños particulares se encuentren por dádivas del rey[30]. Estos rebaños no podían ser cedidos ni divididos, pero eran heredados por el linaje del beneficiario[31].
En relación a los rebaños del Inca, la administración establecía ganado propiedad del Estado en
cada provincia, incluyendo zonas donde nunca los había habido. Los rebaños del Estado pastaban en diferentes campos, separados de los eclesiásticos.
En cuanto a la función de estos animales. Las llamas estatales llevaban los tributos desde las provincias a la capital y cumplían funciones de transporte. También se utilizaban para ayudar a los desvalidos, pobres, viudas y enfermos. Las lanas se acumulaban en depósitos y se distribuía entre los campesinos para que estos las hilaran y tejieran para su uso personal y para el Estado.[32]
La función de los rebaños eclesiásticos era la de ser sacrificados en ceremonias, auspiciadas por el rey. Y también para alimentar a los sacerdotes y sus criados.
También existían pastores de los rebaños de la Iglesia y del Estado que eran especialistas y tenían dedicación exclusiva. Esto conllevaba un considerable cambio de posición social –como cualquier especialización en el Tahuantinsuyu- y se convertían en yana o criados reales.

El reparto del agua

El agua también era un bien escaso y en los lugares en los que era insuficiente se racionaba, al igual que con tierras y ganados, “porque entre los indios no hubiese rencillas sobre el tomarlas”[33]. El procedimiento era el siguiente: medían el agua y por experiencia sabían cuanto tiempo se necesitaba para regar un tupu de tierra, de acuerdo con este cálculo daban a cada indio las horas necesarias para regar sus tierras holgadamente. El uso del agua se iba sucediendo de tupu en tupu. “No era preferido el más rico ni el más noble, ni el privado o pariente del curaca, ni el mismo curaca, ni el ministro o gobernador del Rey”[34].
En caso de que un indio se descuidara y no regara sus tierras en el tiempo correspondiente era castigado severamente, golpeándolo en público la espalda con piedras o en los brazos y piernas con varillas de mimbre.

Las cosas que eran regaladas por estima

Se ha dicho que el Inca podía regalar ganado en agradecimiento a los servicios prestados. Ahora bien, los vasallos también podían obsequiar objetos al rey. Generalmente, consistían en oro, plata y piedras preciosas. Es necesario recordar, que debido al régimen de las incas, estos objetos no tenían ninguna estima salvo “su hermosura y resplandor”[35], ya que no los necesitaban para comer, ni para socorrer ninguna necesidad que se presentase. Estos objetos no eran tributo obligatorio, ni eran pedidos por los reyes, sin embargo, aquellos indios “no supieron jamás visitar al superior sin llevar algún presente, y cuando no tenían otra cosa, llevaban una cestita de fruta verde o seca”[36]. Iturralde dirá que “en el súbdito imperaba una supersticiosa observancia de las normas y jerarquías, una espontánea y profunda gratitud hacia los gobernantes”[37]. Existían muchas fiestas o ceremonias en las cuales eran propicio obsequiar algo a los gobernantes: la fiesta en honor a Raymi, en los triunfos o grandes victorias, al poner un nombre al príncipe heredero, etc.
Garcilaso dirá que los habitantes del Imperio sacaban piedras preciosas y oro y plata cuando estaban ociosos, para presentar al Inca y al Sol y estos los empleaban para adornar sus casas y templos[38].
También se presentaban al Inca y al Sol maderas preciadas, oficios o animales exóticos fieros o no fieros -como monos, gatos, papagayos u otras aves, culebras, lagartos, sapos, etc.- para demostrarle que era señor de todas estas cosas y el amor con que le servían.

Indicios de propiedad privada en el imperio inca
Además de las categorías de tenencia de tierra que se han explicado, algunos autores mencionan también, un sistema de posesión que puede clasificarse como de propiedad individual. Existen escritores que han omitido tal distinción como Garcilaso o Blas Valera, sin embargo, otros lo relatan detalladamente como Murra. Baudin, también hace referencia, afirmando que “la tendencia a la individualización fue detenida por la aplicación del sistema socialista incaico, y la cuasi-propiedad constituida por donaciones permaneció como una excepción”[39]. Para este mismo autor, los bienes que podían constituir propiedad privada eran sobre todo elementos domésticos como casas, árboles frutales, muebles, animales domésticos, etc.
Aún así, estos bienes no constituían un privilegio para toda la comunidad, “el sistema peruano (…) reservaba el derecho de propiedad a la élite”[40].
Hay que distinguir entre cuatro tipos –aparte de los ya mencionados- de dominio de la tierra:
1.- Privilegios sobre las tierras de los curacas o señores étnicos tradicionales.
2.- Dadivas otorgadas por el rey en agradecimiento por servicios prestados.
3.- Dominios de cada monarca y sus linajes, vivos o muertos.
4.- Establecimientos de colonización asentados por motivos de Estado.
En relación al primer tipo de dominio, este era considerado como parte fundamental de los recursos de la comunidad. Esta tenencia se da debido a las continuas guerras por tierras, aguas y pastos, quienes comandaban tales empresas – el sinchi y luego el curaca- adquirían algún tipo de privilegio sobre las tierras conquistadas[41]. Estos conservaban el privilegio en la medida en que pertenecían a un ayllu y compartían con sus parientes conforme al principio de reciprocidad.
El segundo tipo es aceptado por varios autores ya que constituye la principal fuente de propiedad privada y contenía también fines políticos. Estos donativos consistían en mujeres, tierras, llamas, vestidos, objetos preciosos, etc. Producto de la expansión del Imperio Inca surgieron los “incas de privilegio”, quienes eran hombres leales al rey que fueron ascendidos y que estaban familiarizados con los procedimientos reales. El Estado como paga o recompensa les brindó este tipo de bien por sus servicios[42]. Estas tierras recibidas por donación son inalienables y trasmisibles por herencia pero no pueden ser divididas por sus herederos. Uno de estos era el “representante del difunto” el cual estaba encargado de administrar dichos bienes. Los herederos adquieren la tierra colectivamente y sólo se reparten sus frutos. Sin embargo, si uno de los herederos no está presente en el momento de la siembra no tiene derecho a ningún fruto, para no violar el principio que dice que nadie puede aprovechar de un fruto que no ha contribuido a producir.
Sobre lo que no hay certezas es de donde provenían las tierras donadas, si de los dominios estatales o de los grupos locales. Si el territorio era recién conquistado, lo más probable es que fueran provenientes de los campos recientemente incorporados.
Estas asignaciones por gracia tampoco impedían al beneficiario reclamar su normal cuota de tierras como todos los habitantes del Imperio.
Aunque estas tierras privadas eran otorgadas a una persona, en la práctica eran cultivadas y controladas por el ayllu, debido al principio de reciprocidad basado en el linaje, los parientes del beneficiario trabajaban las tierras cosechaban los frutos para después compartirlos. Ellos “adquirían de modo permanente derechos de control; un miembro ausente del linaje no compartía la cosecha del año, pero tan pronto cuando regresaba recuperaba sus derechos, participaba en el barbecho y los beneficios”[43].
El tercer tipo de tenencia individual tiene mucha relación con las creencias incas en cuanto a la muerte. Para la cultura Inca todo aquello que tuviera relación con los difuntos conllevaba un mal presagio para el nuevo reinado. Así, cuando un rey moría sus territorios continuaban siendo cultivados por sus sirvientes para “alimentar” a la momia y a estos, cuando no habían sido distribuidos en vida entre su ayllu[44].
Del primer rey Manco Capac, se dice que tomó tierras para si en torno al Cuzco. A su vez, el rey Viracocha dio a su nuera (novia de Pachacuti) como regalo de bodas algunos pueblos pequeños de su patrimonio. Los hermanos uterinos del rey también podrían haber recibido dádivas especiales pero no hay confirmación de eso[45].
Es posible que, producto de la costumbre de conservar los territorios de los reyes difuntos, se haya producido una escasez de tierras en torno al Cuzco en el segundo cuarto del siglo XVI, ya que no sólo los reyes conservaban sus terrenos sino también ciertos linajes e individuos meritorios.
En síntesis, el sistema de propiedad y distribución de bienes incaico sorprende por su orden y sincronización, adelantándose a todos los -llamados modernos- modelos organizativos, considerando también lo innecesario que se vuelve encasillarlo en alguno de estos, debido a el riesgo de simplificarlo o, en su defecto, distorsionarlo en exceso.

Bibliografía

- Ossio, Juan M., Los indios del Perú. Madrid, Ed. Mapfre, 1992.
- Baudin, Louis, El imperio socialista de los incas. Santiago, Ed. Zig- Zag, 1943.
- Valcárcel, Luis E., El Estado imperial de los incas. Revista del Museo Nacional, Tomo XX. Lima, Perú, 1961.
- De la Vega, Garcilaso, Comentarios Reales, Tomo V. Caracas, Ed. Biblioteca Ayacucho, segunda edición, 1985.
- Murra, John V., La organización económica del Estado Inca. México D. F., Ed. Siglo Veintiuno, segunda edición, 1980.
- Prescott, Guillermo H., Historia de la conquista del Perú, Vol. 1. Buenos Aires, Eds. Suma, 1944.
- Iturralde, Fernando, Los descendientes del Imperio Incaico. Nápoles, Tip. R. Pironti e Figli, 1951.


[1] Ossio, Juan M., Los indios del Perú. p. 134
[2] Baudin, Louis, El imperio socialista de los incas. pp. 154-155.
[3] Valcárcel, Luis E., El Estado imperial de los incas, pp. 15-16.
[4] Por trabajo necesario se entiende aquel que realiza todo trabajador para atender a su propia subsistencia y a la de su familia en el tiempo estrictamente necesario para ese objeto. Se diferencia del trabajo suplementario, que es aquel que realiza el trabajador el resto de la jornada, no para sí, sino para fines sociales. (Ibíd.)
[5] Baudin, Louis, Op. Cit., p. 162.
[6] De la Vega, Garcilaso, Comentarios Reales, p. 216.
[7] Ibíd. p. 216.
[8] Murra, John V., La organización económica del Estado Inca, p. 68.
[9] Ibíd. p. 68.
[10] Ibíd. p. 77.
[11] Prescott, Guillermo H., Historia de la conquista del Perú, p. 56
[12] Murra, John V., Op. Cit., p. 62.
[13] También se utiliza como verbo y significa medir, como medida de agua o de vino o de cualquier otro licor y para designar a los alfileres grandes con que las mujeres prenden sus ropas cuando se visten. De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 219.
[14] Baudin, Louis, Op. Cit., p. 163.
[15]Prescott, Guillermo H., Op. Cit., p. 51.
[16] Se repartían, también, otras que no alcanzaban riego, en las que se sembraba de sequero otras semillas y legumbres que son de mucha importancia, como es la papa y oca y añus, estas tierras tse repartían en la misma proporción que las anteriores. Como eran estériles por falta de riego no las sembraba más de un año o dos y luego repartían otras para que descansasen las primeras. De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 216.
[17] Prescott, Guillermo H., Op. Cit., Ed. Inglesa, 1847, p. 39. Citado por Baudin, Louis, Op. Cit., p. 166.
[18] Algunos autores difieren y afirman que existían depósitos –sapsi- para alimentar a las viudas y huérfanos, “que en todas las provincias hayan uno o más depósitos y alhóndigas donde se guarde todo el bastimento necesario (…) para tiempo de hambre de esterilidad de guerras para dar a cojos tullidos viudas y huérfanos y que de esto no pueda aprovecharse el rey ni los señores” Jesuita Anónimo, citado por Murra, John V., Op. Cit., p. 194.
[19] Ibíd. p. 181.
[20] Ibíd. p. 77.
[21] Existen fuentes que mencionan la apropiación de tierras de los rebeldes en el gobierno de Huayna Capac. Sin embargo, los autores divergen en el destino de tales tierras. Una posición sostiene que los territorios confiscados iban a manos del rey, la otra, que eran repartidos a otros habitantes de la comunidad. (Ibíd.)
[22] Murra, John V., Op. Cit., p. 190.
[23] De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 242.
[24] Ibíd. Tomo I, cap. xxvi. Citado por Murra, John M., Op. Cit., p.176.
[25] Murra, John V., Op. Cit., pp. 191-193.
[26] Ibíd., p. 193.
[27] Cada color tenía un nombre, por ejemplo, a los de dos colores, muy pintados, se les llamaba murumuru. De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 232.
[28] Ibíd., p. 232.
[29] Baudin, Louis, Op. Cit., p.168.
[30] Este podía retribuir servicios prestados o favores especiales cuando accedía al poder. Los beneficiarios eran por lo general los curacas, los militares o los administradores cuzqueños. Por ejemplo, Huayna Capac cuando tuvo que afrontar un grupo de sangre real rebelde, a la llegada de Pizarro, les hizo dádivas de llamas para apaciguarlos.
[31] Murra, John V., Op. Cit., pp. 92-93.
[32] Ibíd., pp. 96-99.
[33] De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 221.
[34] Ibíd., p. 222.
[35] Ibíd., p. 226.
[36] Ibíd., p. 226.
[37] Iturralde, Fernando, Los descendientes del Imperio Incaico, p. 146.
[38] De la Vega, Garcilaso, Op. Cit., p. 227.
[39] Baudin, Louis, Op. Cit., p. 180.
[40] Ibíd., p. 179.
[41] Los incas pretendieron terminar con tales guerras, limitando todo el territorio, para así evitar peleas y contiendas que pudieran fraccionar a las distintas comunidades. Murra, John V., Op.Cit., p. 73.
[42] En relación a este tipo de tenencia se refiere Polo: “esta propiedad no la podía tener sino fuese por merced del ynga la qual haçía algunas vezes por servicios que le haçían o por yndustria que alguno como hallaua como para echar alguna agua o hacer alguna puente o camyno o por que siendo hijo de algún cacique se había criado en su casa de pequeño o por otras rraçones”. Citado por Murra, John V., Op. Cit., p. 75.
[43] Murra, John V., Op. Cit., p. 76.
[44] Al respecto señala Polo: “la gente de su seruiçio que daua para el cuerpo para el qual e para el seruiçio se le haçían hácaras e tenyan gran gasto (…) y esta gente nunca bolbía a su tierra sino siempre estauan allí acompañando al cuerpo”. Citado por Murra, John V., Op. Cit., p. 80.
[45] Según la tradición oral, el príncipe Amaru Tupa -postulante al trono del rey Tupa- quien tenía territorios, durante una gran hambruna, dio de comer al pueblo de sus campos, ya que, milagrosamente, sólo en estos llovía.

(Cooperación de Isabel Cabeza)


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(Cooperación de "El Indígena")

Encrucijada Dogmática (Caligrama)


martes, 8 de julio de 2008

Poeta Maldito Shilensi's

Rodrigo Lira nació en Santiago el 26 de diciembre de 1949. Cursó sus estudios básicos y medios en el colegio Verbo Divino y en la Escuela Militar. En 1966 ingresó a la Universidad Católica de Chile donde estudia sicología y artes de la comunicación. En 1975 comenzó a frecuentar el campus Macul de la Universidad de Chile donde se matriculó en bellas artes y lingüística....
Antes, durante el gobierno de Allende había trabajado en la Editora Nacional Quimantú creando cuentos infantiles, historietas y títeres.Produjo la mayoría de sus textos entre 1977 y 1981. En 1979, período que coincide con su mayor actividad poética, obtuvo el primer lugar del concurso poético organizado por la revista La Bicicleta, por su poema "Cuatro tres cientos sesenta y cincos y un 366 de onces".Murió el 26 de diciembre de 1981, dejándose desangrar en su bañera, el mismo día de su nacimiento, a la edad de treinta y dos años.Todos estos antecedentes ayudaron a forjar la imagen de un poeta extravagante que se ganó un lugar entre las figuras míticas de las letras chilenas.La poesía de Rodrigo Lira está en la línea de otros poetas chilenos que le precedieron, como Nicanor parra y Enrique Lihn Abunda en sus textos es el uso de la ironía, la experimentación con el lenguaje, la intertextualidad, la crítica, y un humor particularmente negro, del que todos son víctimas, incluso él.Su único libro, Proyecto de Obras completas'", que reúne una treintena de textos, fue publicado póstumamente en 1984, con prólogo de Enrique Lihn, y reeditado en 2003 por la Editorial Universitaria.En el año 2000 apareció Topología (en video) del pobre topo, de Hernán Dinamarca, filmación en donde se presenta la biografía del autor y algunas imágenes documentales.De manera correlativa al desprecio que el establecimiento literario cultivó por su trabajo, las generaciones jóvenes han ido haciendo de Lira un poeta de culto.

lunes, 7 de julio de 2008

Nuestro futuro está en el presente



Nuestro futuro está en el presente

Todo parece algebraicamente tan bien
Calculado
Por los arquitectos de la miseria
Para que los obreros y el pueblo explotado
Sirvan de pilar, de base primordial
En una estructura social que los ignora

Ya no sirven los idealistas teóricos
Ya no sirven los poetas sin una pluma
En su mano derecha y un fusil en la izquierda
Ya no sirven los discursos con voces
Que recuerdan a Allende o a Recabarren,
Porque el futuro esperanzador
No está olvidado en los libros de historia
Está en las manos de los que quieren
Construir
Su propia historia ahora y para siempre…
En las manos pobres del obrero
En el sudor del campesino y del minero
En los sueños y en la fuerza del joven
Estudiante
En las lágrimas de la mujer que ve
Como el crecimiento económico hunde a su
Familia en la pobreza y deja a sus hijos sin
Estudios
En los corazones de los que vemos
Como se nos va la vida
Tratando de sobrevivir inútilmente…

¡¡¡A CONSTRUIR EL NUEVO DESTINO

A CONSTRUIR NUESTRO PROPIO DESTINO
EL QUE TODOS QUEREMOS

A SOÑAR MÁS ALLÁ
DE LAS MENTIRAS QUE CONSTRUYEN LOS PODEROSOS
CON LA AYUDA DE SUS SECUACES

A CREER QUE EL PRESENTE NO PASARÁ
EN VANO
SI NOSOTROS FORJAMOS SU CAMINO!!!

Levántate del letargo
Salgamos de la catalepsia
Que nos hizo creer muertos…
Organízate, pero primero mentalmente,
Comienza a creer que en el presente
Está el futuro que antes veías lejano, que
Solo así
Cada uno de nosotros y todos colectivamente
Estaremos infinitamente armados
Para combatir a los
Hasta ayer poderosos que nos han
Puesto los grillos y las cadenas
Por largos y dolorosos siglos…

Anónimo
(Poema encontrado en el suelo de una marcha)