lunes, 22 de diciembre de 2008

Carta a una muy conocida Nicanor


No me gusta que mires de reojos
Y de casualidad me encuentres,
Quiéreme más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más
Y que se vuelva cotidiano como tu respirar,
Lo menos que necesito es rogarle a un dios misericordioso
Su piedad hacia los pobres infelices
Desesperanzados,
No necesito pedir limosna para ser feliz
A nadie

Soy vagabundo de los pocos que
Encontraron el tesoro y
Lo compartieron

Te quiero porque te quiero
Te extraño por que te extraño
Y escribo como resultado de esa suma

Quiero que me quieras y que sepas que
El sol es tuyo y cuando quieras
Te lo envuelvo en papel de regalo,
Pero necesito así también saber
Que yo soy tu sol
Y como tal no dejes que detenga
De entregarte su luz
Que puede que de tanto saber que está ahí, de pie, alumbrando tu día
No te
Des ni cuenta
Y no sea más que la luz de la luna, romántica y congelada
Que no es más que la luz de aquel sol
Ahora distante
Reflejada de manera casi esquiva

La juventud en algún camino perdió
El sendero, quedaron
Atrapados en cercos eléctricos mirando para fuera
Con risa burlona y agónica
De maquinas en serie Made in Usa

Mi código genético no es un sistema
Binario, post-moderno e industrial,
Es humano, creacionista
Y único,
Si buscas la combinación perfecta, entonces quizás
Él no sea el indicado

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